UPDATED June 7, 2010

BY The TDA Team

IN Silk Route

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Casi al llegar a la primera frontera


El camino que lleva a Yusufeli es uno de los mas lindos que hemos visto. Es apenas una senda estrecha en donde con suerte cabe uno auto y una persona al mismo tiempo. El sol brilla muy fuerte y su luz se refleja en todas partes. El río corre siempre a nuestro lado y algunos de sus brazos pequeños se nos atraviesan de vez en cuando. Hay que estar atentos porque las curvas son cerradas y de improviso se aparece por el otro lado un camión.

Este valle ha sido habitado desde tiempos inmemoriales, y uno lo nota en las casas de piedra y madera que vemos al pasar. Y en las fortalezas y castillos en ruinas que se encumbran en las colinas más altas. Hace un calor muy fuerte y el camino es casi siempre de tierra. Pasamos por entre medio de las casas y saludamos  a la gente mientras algunos trabajan y otros se sientan a las sombra o tomar el té. Como aman el té los turcos. Los colores de los pañuelos con los que se cubren las mujeres han cambiado y son más vivos. Y se los atan de otra forma. Mujeres y hombres muy ancianos caminan lentamente en medio de la ruta. Van apoyados en sus bastones y recogiendo ramas para hacer fuego. Van conversando con alguien y no se dan cuanta que alguien viene. 

Muy pronto llegaremos a la frontera de Georgia. Todo lo que viene allá es un completo misterio. Los ciclistas han empezado a mejorar mucho su resistencia. Al calor y a las empinadas subidas. Turquía es tierra escarpada y hay que ser fuerte  para echarse a rodar por sus caminos. Pero nos vamos acostumbrando. Por las mañanas nos despierta muy temprano el almuecín que, desde algún minarete cercano, llama a los fieles a orar.  Aunque tal vez sólo baste la salida del sol que a las cinco de la mañana ya tiene a todo el mundo en pie. Una vez en la ruta, la gente es generalmente muy amable y nos invita a su casas a tomar té y conocer a sus familias, y otras veces se detienen en medio del camino para darles un aventón a los ciclistas. Más de alguno llegó en camión al campamento o fue invitado a pasear por las calles de Safranbulo.
 
A la hora de la cena todo el mundo está impaciente por saber que va a cocinar Allison. Todas las tardes es algo delicioso y diferente. Y es doblemente agradable cuando estamos en un lugar lejano donde no siempre existen todas las comodidades. Esa es un poco la gracia de esta experiencia, la combinación del viaje el contacto con culturas diferente.

Haldún es nuestro hombre en Turquía y hace que las cosas sean mucho más fáciles. Y que no nos perdamos nada de los bueno, especialmente si es comida local. Y se come bien en Turquía si es que uno sabe cómo se piden las cosas. Pero el asunto no es nada fácil aunque podamos decir unas cuantas palabras en turco.

Atrás quedará el Raki y ahora viene el vodka, y las inmensas estepas de Eurasia. Mirando hacia el Este, en medio de las colinas, vemos la cumbre nevada de alguna montaña anónima. Es imposible no pensar en lo que hay más allá. Los Himalayas están ahí, sólo un poco más lejos, al otro lado del camino.

Ricardo Stuardo T.

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